Impacto del Apego a la Madre y al Padre durante los Primeros Años, en el Desarrollo Psicosocial de los Niños hasta la Adultez Temprana

Karin Grossmann, PhD., Klaus E. Grossmann, PhD.

University of Regensburg, Alemania

Agosto 2007, Ed. rev. (Inglés). Traducción: febrero 2010

Introducción

Bowlby y Ainsworth abordan el desarrollo de la personalidad basados en la etología1,2  y en una investigación transcultural3, preservando las interrogantes centrales del psicoanálisis tradicional2 y refiriéndose al  concepto de la representación mental tal como lo sugiere la psicología cognitiva.  La aproximación etológica implica: una cuidadosa descripción y clasificación del comportamiento de lactantes y niños4; b) la referencia a un medioambiente establecido de adaptabilidad evolutiva para seres humanos, tal como se evidencia en la intensa respuesta de los lactantes ante el hecho de  quedarse solos en un medioambiente desconocido, con gente desconocida; y  c) analizar la función de las emociones y conductas en un contexto social.5 El apego sirve para asegurar la protección y el cuidado, y el apego seguro sirve para aliviar la angustia, restaurar la homeostasis psicológica e incentivar la exploración. Sentirse seguro es la base para transformarse en emocional, social y cognitivamente aculturado. 6,7 

En los primeros años, las relaciones de apego son las relaciones predominantes y más influyentes en la vida de un niño. Sientan las bases para las interpretaciones emocionales y cognitivas de experiencias sociales y no sociales, para el desarrollo del lenguaje, para adquirir un sentido respecto a uno mismo y los demás en situaciones sociales complejas, y para que el niño acepte y adquiera su cultura. Como ejemplo, la atención conjunta surge alrededor de los nueve meses8,  en el punto máximo de la ansiedad ante lo desconocido. Esto asegura que  el niño aprenda primero sobre su cultura o la de su familia en la lengua materna. Las relaciones de apego, vitales para la supervivencia del lactante durante la evolución9 humana,  siguen influyendo los pensamientos, sentimientos y motivos,  y por ende, la relación cercana, durante toda la vida.

En el contexto de la moderna biología evolutiva, la teoría del apego se centra en el interés “genético- egoísta” del niño de recibir lo más que pueda de sus padres, ojalá en recursos tanto físicos como psíquicos.7,9 En términos del conflicto padres-descendientes, según lo dice Triver10, la teoría del apego se centra en el lado de dicho conflicto que corresponde a los descendientes y en la buena o mala voluntad de los padres para invertir especialmente en cualquier descendiente. El  punto de vista de los padres dentro de su propia perspectiva vital, puede contribuir a explicar las diferencias en la inversión que éstos realizan en cuidado, la distinta  sensibilidad parental hacia diferentes hijos  y la concordancia, más bien reducida, de los modelos de apego incluso en el caso de gemelos monocigóticos.11 

Materia

La teoría del apego establece una relación causal entre la experiencia de los individuos con sus padres o con figuras de apego, y su capacidad de crear vínculos de afecto a futuro. Se estima que una preocupación confiable, duradera, sensible y apoyadora  (por ej. el amor de uno de los padres al menos), proporciona un modelo de vínculo afectivo entre parejas desiguales. Si un niño recibe cuidados tiernos y amorosos cuando lo necesita, y apoyo en su autonomía durante la exploración, tanto de la madre como del padre, se estima que tales experiencias a) dan al niño un sentido de valía, una creencia en la capacidad de ayuda de  otros y le permiten explorar el medio que lo rodea con confianza b) son un óptimo requisito previo para relaciones de pareja adultas, mutuamente apoyadoras y duraderas; y c)  proporcionan un modelo para ser padres posteriormente12, 6. Una exploración confiada y competente, como la describió Bowlby, responde a nuestro concepto de exploración “segura”.12, 13 La investigación longitudinal está estudiando actualmente este predictor a largo  plazo del desarrollo de los niños en familias biparentales, sin antecedentes clínicos y que no estén en riesgo.14

Problemas

Originalmente, la investigación sobre el apego proporcionaba sólo un método para establecer la calidad del mismo en la lactancia, utilizando un paradigma de separación- reunión (la situación extraña). Sin embargo, los resultados de los estudios indicaban una baja validación de la situación extraña  entre el lactante y el padre, a fin de  anticipar posteriores desarrollos psicosociales .15 Más bien, la calidad interactiva padre – hijo durante el juego o la exploración y los notorios cambios en las capacidades de este último, son al parecer  mejores para anticipar el desarrollo del niño16. Un  segundo  cambio es la correlación entre apego seguro y exploración segura. ¿Se refuerzan entre sí?  Un tercer desafío para la investigación sobre el apego implica un tema de medidas: ¿Cómo se transforman posteriormente los modelos de conducta del apego infantil, en modelos de un discurso verbal sobre el apego? 

Contexto de Investigación

A mediados y a fines de los años setenta, se iniciaron dos estudios longitudinales sobre el desarrollo social y emocional de niños en una familia biparental de clase media no sometida a riesgo14 : el proyecto Bielefeld o Proyecto 1, que se inició con el nacimiento de los pequeños17 y el proyecto Regensburgo o Proyecto 2, que comenzó cuando éstos  tenían 11 meses de edad.18 Las experiencias de los niños en los dominios del apego y la exploración se evaluaron en la infancia, niñez y adolescencia, utilizando tanto la madre como el padre observaciones estandarizadas o libres. Se realizaron entrevistas abiertas con los padres y posteriormente con los niños. Representaciones del apego se  investigaron a los 10, 16 y 22 años; representaciones de la amistad, a los 16 años y representaciones de pareja, a los 20 o 22 años. Para analizar las primeras influencias de la representación de relaciones cercanas, la fecha del apego infantil y las estrategias exploratorias, se agregaron la sensibilidad y el apoyo materno y paterno en  los periodos de la infancia (desde el nacimiento hasta los 3 años), niñez (5 a 10 años) y adolescencia (16 a 18 años)19. Además, se realizaron diversos estudios en otras culturas20, incorporándolas a la larga tradición de investigación intercultural en materia de apego.21

Preguntas clave de Investigación

¿Cómo se desarrolla la capacidad de crear lazos afectivos? La calidad del apego infantil hacia la madre y el padre durante los dos primeros años, ¿cuánto nos permite predecir respecto a la capacidad de adolescentes y adultos jóvenes para imaginar vínculos afectivos? ¿Cuánto influye la experiencia del niño pequeño o mayor con su madre y padre en sus posteriores representaciones de relaciones cercanas? ¿Es relevante para una exploración segura  una relación de apego segura y apoyadora con los padres?

Resultados de Investigaciones Recientes

Nuestros proyectos longitudinales revelaron varios descubrimientos importantes:19

  1. La  seguridad en la representación del apego y de la relación de pareja a los 22 años, había sido anticipada en forma significativa a partir del apego en la adolescencia y la niñez. A los seis y 10 años de edad, ya era posible anticipar la  capacidad de presentar un discurso claro sobre temas relativos al apego.22,23
  2. El apoyo sensible, la aceptación del niño y los comportamientos apropiadamente desafiantes por parte de la madre y del padre, cada uno separada y luego conjuntamente, fueron poderosos predictores de modelos de trabajo internos para las relaciones cercanas en la época del adulto joven. 
  3. La sensibilidad de madres y padres durante el juego conjunto con su hijo en los primeros seis años de vida, contribuye significativamente a la posterior calidad de la representación de la relación de pareja. La sensibilidad parental durante el juego se caracterizó por un comportamiento de los padres que respeta y apoya la necesidad de los más pequeños de explorar en forma autónoma y transformarse en competentes, tanto como por el comportamiento parental que promueve la cooperación, ayuda a los niños a aprender a resolver problemas independientemente, plantea desafíos apropiados y proporciona guía y apoyo a las estrategias de aprendizaje.
  4. En contraste con algunos otros estudios longitudinales sobre  el desarrollo del apego, los patrones de apego mostrados por los lactantes en la situación extraña hacia la madre, a los 12 meses, o hacia el padre, a los 18 meses, no anticiparon representaciones de apego más allá de la infancia en ninguno de ambos proyectos. La única variable con mayor influencia en el Proyecto 1  fue la conducta sensible y desafiante del padre con su hijo, a los 24 meses.19
  5. El Proyecto1 es un ejemplo de la complejidad de las trayectorias de desarrollo después de la infancia. A finales del primer año, solo un 33% de los lactantes había mostrado un modelo de apego seguro hacia la madre y solo un 41% hacia el padre, en la situación extraña. Sin embargo, un modelo de apego seguro hacia la madre anticipaba un desarrollo más óptimo hasta los 10 años de edad. Sostuvimos que la gran proporción de rechazo en este ejemplo se debía a las demandas culturales germanas por autosuficiencia en los años setenta y no indicaba un rechazo parental. Sin embargo, apoyando las observaciones realizadas por Ainsworth en los hogares24, los niños de Alemania del Norte con una actitud clasificada posteriormente como evitativa, fueron objeto de menor número de contactos corporales con ternura, hubo menor respuesta ante sus llantos, episodios más abruptos e invasivos para recoger al pequeño  y madres menos sensibles, así como menos cooperadoras.17
  6. Un modelo inseguro de apego en la lactancia anticipaba un desarrollo posterior menos óptimo tanto en lo emocional como en lo social, solamente si el niño carecía también de la experiencia de apoyo sensible y apoyador de la madre y del padre en cuanto a la exploración. Y, lo que es incluso más importante, el rechazo parental  a mitad de la niñez, las experiencias traumáticas de un amigo cercano, la separación de los padres y la pérdida real o inminente de los padres, se asociaban  con  mayor frecuencia con representaciones adolescentes de apego inseguro.25
  7. A los 22 años, sin embargo, cierto número de temas se habían reflejado profundamente en su experiencia de apego, de manera que el divorcio de los padres ya no constituía una experiencia importante sino solamente una variable de mediación. El más poderoso anticipo de apego, tal como de la representación de la relación de pareja, a los 22 años, era la representación del niño del apoyo materno y paterno a mitad de la niñez y el rechazo de la madre y/o del padre con respecto al niño, tal como indica una larga entrevista realizada cuando éste tenía 10 años de edad.26
  8. En ambos proyectos, el desarrollo socioemocional de los niños que no estaban en riesgo experimentó, durante los años de inmadurez, la influencia de muchos factores a menudo independientes uno del otro. El apego infantil hacia la madre y el padre era independiente entre sí, tal como la sensibilidad lúdica materna y paterna hacia el niño. El rechazo parental a mediados de la niñez no fue anticipado o previsto por la seguridad del apego infantil, así como tampoco lo fue el divorcio o pérdida de los padres. Cada factor podía desviar la trayectoria de desarrollo infantil en una dirección más o menos adaptativa. Sin embargo, algunos niños tuvieron experiencias positivas con sus padres durante todo el tiempo. 19,27

Nuestra investigación intercultural con niños japoneses y de la isla de Trobiand, en Oceanía, confirmó tres de las cuatro hipótesis claves de la teoría del apego21: 1. El apego infantil, al menos hacia un adulto que entrega cuidados, es universal; 2. El modelo seguro de apego fue también la norma en ambos grupos, y 3. La seguridad del apego se relaciona positivamente con la competencia.7, 20 Una extensa y reciente revisión,13 al igual que un estudio reciente28, apoyaron el concepto de la exploración segura y su positiva correlación con el apego seguro. 

Conclusión  

Las experiencias de niños pequeños con madres y padres sensibles, aceptadores y apoyadores, inician una trayectoria de  positivo desarrollo psicosocial para el niño. Tales experiencias, tanto en el campo del apego como en el de la exploración, sientan las bases para modelos seguros de relaciones cercanas. Son susceptibles de prolongarse hacia otras relaciones cercanas, en la niñez, la adolescencia y la adultez joven. Los cambios en la aceptación parental o una disrupción de la familia, pueden alterar el camino en cualquier dirección, temporal o permanentemente. 6,19

Como mejor pueden evaluarse las experiencias subjetivas de los niños es a través de observaciones abiertas y realizadas con una mente amplia, respecto a la calidad de las interacciones en situaciones estructuradas, y por entrevistas semi estructuradas, que permitan el descubrimiento de nuevas categorías. Los análisis del funcionamiento adaptativo del sistema de apego deben centrarse en experiencias adversas, irritaciones y emociones negativas. Los análisis de la exploración segura deben enfocarse en los desafíos a las capacidades de los niños. Las respuestas emocionalmente apropiadas a los sucesos reales y las soluciones supuestamente apropiadas logradas con la ayuda de otras personas de confianza, son indicadores confiables de la seguridad del apego.

Implicaciones para la Perspectiva de Políticas y Servicios 

Durante los primeros años, la sensibilidad del cuidador implica la comprensión y correcta interpretación de las expresiones tanto verbales como no verbales del pequeño, así como de prontas y apropiadas respuestas  a las mismas.24 Un requisito previo para la sensibilidad, radica en establecer las interacciones de acuerdo con los ritmos del niño, cuando se encuentra tanto de mal como de buen humor. Además, calibrar las respuestas cognitivas con los logros del desarrollo del pequeño, fomenta el crecimiento cognitivo. La sensibilidad en madres y padres que valoraban el apego, se encontró con base en sus recuerdos de haber sido aceptados y cuidados ellos mismos. En las relaciones cercanas en las que el niño se siente a salvo y seguro, él hará amplio uso de la atención compartida hacia objetos y eventos sociales y no sociales. El aprendizaje es más efectivo si el pequeño se siente valorado por la persona mediadora.29 

Los padres que han tenido personalmente una infancia difícil o que tienen un hijo con necesidades especiales, requieren de ayuda en cuatro dominios fundamentales: a) comprender el desarrollo infantil en todos sus aspectos, b) aprender a responder con sensibilidad a su propio hijo;30  c) encontrar tiempo y agrado suficiente para interacciones sensibles y apoyadoras con el niño, tanto en el apego como en situaciones relevantes de exploración. En los años siguientes, d) encontrar mentores y educadores reconocidos y con conocimientos para el niño, es una tarea adicional que requiere de apoyo. Esto resulta especialmente importante cuando la educación o la falta de cultura de los padres deja demasiados vacíos.  El apego seguro es un requisito previo, necesario pero no suficiente, para transformarse en un miembro valioso y aceptado de un grupo o sociedad. La exploración segura debe complementar al apego seguro, para que los niños puedan enfrentar con éxito los muchos desafíos que implican sus relaciones sociales. 

Referencias

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Para citar este artículo:

Grossmann K, Grossmann KE. Impacto del Apego a la Madre y al Padre durante los Primeros Años, en el Desarrollo Psicosocial de los Niños hasta la Adultez Temprana. En: Tremblay RE, Boivin M, Peters RDeV, eds. van IJzendoorn M, ed. tema. Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera Infancia [en línea]. http://www.enciclopedia-infantes.com/apego/segun-los-expertos/impacto-del-apego-la-madre-y-al-padre-durante-los-primeros-anos-en-el. Actualizado: Agosto 2007 (Inglés). Consultado: 26/06/2018.