Sentido vestibular. El “giro” que necesita la educación

por Tamara Chubarovsky

Tener el sentido vestibular maduro es clave para el aprendizaje y el desarrollo del lenguaje en la infancia.
Es “el giro que necesita la educación”

¿Qué es el sistema vestibular? ¿Para qué sirve?

Cuando un bebé llora o está inquieto, para calmarlo,  instintivamente lo mecemos (de un lado a otro), lo balanceamos (de delante a atrás), lo sacudimos (de arriba abajo). Esto funciona, porque esos movimientos estimulan su sistema vestibular, situado en el oído interno, responsable del equilibrio emocional y del futuro equilibrio físico del niño. Hoy día también sabemos, que esos movimientos están preparando la base para el éxito en las actividades lectoras, matemáticas, capacidades del lenguaje, atención, autoconfianza, seguridad y equilibrio interior.

El equilibrio físico, la experiencia de sentir estabilidad bajo los pies, aporta seguridad y autoconfianza, siendo básico para el equilibrio emocional. Nos aporta estabilidad y quietud interior, lo que nos permite estar centrados.  Rudolf Steiner  a través de su amplia teoría de los doce sentidos y su vinculación con diversos aspectos emocionales y cognitivos nos abrió ya hace 100 años la mirada a la importancia del desarrollo del sentido del equilibrio en la primer infancia como base de las futuras capacidades de escucha y equilibrio emocional.  Jean Ayres en su publicación “El niño y la integración sensorial”, también incluye el sentido propioperceptivo y del equilibrio como sentidos fundamentales para el aprendizaje. Sus investigaciones durante la década de los 60 y 70, que son la base de la terapia de integración sensorial. En la actualidad Sally Goddard, también profundiza sobre este tema en su libro “El niño bien equilibrado”.

¿Cómo sabemos si el sistema vestibular está maduro?

En los niños, un requisito fundamental para ser capaces de estar quietos y de escuchar atentamente, es tener maduro su sistema vestibular. Sabemos que ha conseguido esta madurez, cuando es capaz de controlar su cuerpo en equilibrio, por ejemplo, si es capaz de estar a la pata coja durante varios segundos y a la vez hablar.

¿Cómo podemos ayudar a los niños a madurar su  sistema vestibular?

Ahora bien, el niño no adquiere este control y equilibrio siendo forzado prematuramente a estarse horas sentado quieto. El  control se adquiere a través del movimiento, sobre todo a través de los los movimientos de giro, columpio, balanceo, salto y equilibrio, que ayudan a los niños a madurar su sentido vestibular.  No debería sorprendernos el aumento cada vez mayor de niños inquietos y con falta de atención en una sociedad cada vez más sedentaria. Forzar a los niños inquietos a estarse quietos prematuramente, a atender, escuchar y escribir, lejos de producirles calma y concentración, provoca cada vez más intranquilidad, nerviosismo y falta de atención.

En el aula, podemos ayudarlos  ofreciéndoles actividades integradoras como son las Rimas con Movimiento, en vez de castigarlos, mandarlos al rincón o exigirles más tareas de concentración.  Es necesario que tomemos conciencia de la inmensa importancia del juego libre en el parque infantil o en la plaza, donde encontramos un maravilloso centro de estimulación vestibular.

¿Cuáles son los síntomas generales de un desorden vestibular en la infancia?

  • El niño parece normal, pero tiene dificultades en mantener el equilibrio y con la lectura (hipodesarrollo vestibular).
  • El niño no habla tan bien como otros de su edad y es algo torpe (hipodesarrollo vestibular).
  • El niño siente ansiedad por miedo a caerse. Lee bien pero posiblemente tiene problemas emocionales o de comportamiento. (hipersensibilidad vestibular)

Vemos que la hipersensibilidad, no afecta al aprendizaje, ni al lenguaje, en cambio se es más vulnerable a giros. Un niño con hipersensibilidad vestibular se marea con facilidad, siente  incomodidad ante movimientos rápidos,  tiene tendencia al vómito o náuseas, pudiendo tener eventualmente desequilibro en lo emocional por exceso de irritabilidad, ansiedad y miedo al movimiento. La hiposensibilidad  o hipodesarrollo en cambio, afectan especialmente al aprendizaje y al lenguaje.

El sistema vestibular es la base de algunos aspectos del desarrollo de la vista y del oído, por eso está tan íntimamente relacionado con las dificultades en la lectura, ya que su déficit de desarrollo produce rigidez en la vista y el seguimiento ocular. El vínculo con el oído hace que si está poco desarrollado exista una dificultad a la hora de comprender el lenguaje y de escuchar atentamente,  lo que acarrea una dificultad a la hora de hablar y de atender.

Los niños con problemas de aprendizaje causados por procesamiento vestibular insuficiente, tienen dificultades en el seguimiento ocular. El sistema vestibular también garantiza campo visual estable, para que no veamos borroso. Esta falta de estabilidad en ojos y cuello suele ser causa de problemas de dislexia y lectura.

Síntomas más detallados de un sistema vestibular poco desarrollado y poco maduro son:

  • Se caen más y se lastiman más, porque tienen reflejos de enderezamiento o protección al caerse.
  • Mayor hiperactividad y distracción por falta de actividad moduladora (filtro) de las impresiones.
  • Se sienten desorientados en el espacio.
  • No se marean, incluso después de mucho movimiento.
  • Pueden tener dificultad en el control de esfínteres.
  • No hablan bien respecto a su edad. La mala comunicación entre ambos hemisferios, que hace que sea ambidiestro, sin buen manejo de ningún lado del cuerpo, conlleva problemas en el lenguaje, ya que en cada hemisferio hay un área y ambas tienen que poder interactuar correctamente.
  • Problemas en la lectura o matemáticas, ya que requieren de gran orientación.
  • Nistagmo (movimiento de los ojos) más corto después de giros.
  • Tono muscular hipotónico y cansancio rápido. Especialmente falta de tono en el cuello, costándoles  mantener la cabeza elevada.
  • Falta coordinación entre ambas manos y ambos pies. Falta de habilidad manual, con tendencia ambidiestra.
  • Perdida o falta del equilibrio cuando hay mucha estimulación externa.
  • Intranquilidad.
  • Dificultad de escuchar.
  • Dificultades al leer en voz alta.
  • Dificultades de orientación espacial, especialmente hacia atrás.
  • Dificultades para crear imágenes mentales.

El sistema vestibular tiene conexiones con casi todas las partes del cuerpo y cada cambio en la posición de la cabeza lo estimula de manera diferente. Algunas actividades beneficiosas son:

  • Mecer, acunar, balancear, rodar, juegos de falda.
  • Hacer equilibrio, saltar, trepar, correr, girar, columpiarse, tirarse del tobogán, el subibaja, molinillo, caballito.
  • Ir en zancos, saltar la comba, montar en bicicleta, patinar.
  • Movimientos con ambas partes del cuerpo de manera simultánea, como en los juegos de palmas y muchas Rimas con movimiento.
  • Juegos de construcción con maderas, piedras, ramas, donde hace falta equilibrio. (No valen los legos porque encajan.)
  • Dibujo de formas, como el que se practica en el curriculum Waldorf.
  • Uso dominante de mano, pie, ojo y oído, una vez lateralizado correctamente. Si no, justamente los movimientos simétricos de ambas partes del cuerpo, además de apoyar el equilibrio favorecen la correcta lateralización.
  • Calma y seguridad en el trato con el niño.
  • Equilibrio interior de los adultos del entorno.

Situaciones que no favorecen el desarrollo del sentido vestibular:

  • Falta de movimiento en el niño.
  • Falta de movimiento en la madre embarazada.
  • Intranquilidad interior.
  • Depresión o falta centro y de equilibrio emocional en los familiares con los que convive el niño.
  • Falta de tranquilidad.
  • Estimulación a través de pantallas (TV, PC etc.)

Ámbitos que se mejoran a través del sentido del equilibrio o el sistema vestibular

  • El lenguaje y la lectura.
  • Es fundamental para el procesamiento auditivo y la capacidad de atención.
  • Permite que llegue información correcta al sistema límbico, responsable de las emociones.
  • Nos aporta confianza por sentirnos fírmemente conectados a la tierra.
  • Nos aporta equilibrio emocional.
  • La seguridad gravitacional es el cimiento de las relaciones interpersonales.

Es a través del juego típicamente infantil que apoyamos las futuras capacidades de aprendizaje y emocionales en el niño. ¡En la primer infancia se aprende más jugando que haciendo fichas!

Tamara Chubarovsky, febrero 2014

ver:

The Seven Senses – SPD — Australia

Los errores de diagnóstico más comunes en niños by Linda Spiro, PsyD

Señales de trauma en los niños por Child Mind Institute

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